martes, 16 de abril de 2013

DIÓGENES


Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar.

                                                                                            Diógenes de Sínope.


Hoy he escuchado esta frase y me ha parecido impresionante, nunca me había detenido a pensarlo, pero es verdad. Relata las tres fases del crecimiento de una persona desde una perspectiva distinta; primero callamos para aprender a oír, después para hablar, y cuando llegamos a conseguir hablar, tenemos que comenzar el largo camino de la prudencia para aprender a callar.
He aprendido varias cosas sobre la prudencia y la fuerza que tienen las palabras, tanto en nosotros mismos como en las personas que nos escuchan, y es que ¿pueden ser nuestras palabras como golpes de espada y nuestra lengua como medicina?, pensaréis que la pregunta anterior es de locos, pero es así, es un proverbio, lo podeis encontrar prov 12:18. Si tomamos esas palabras al pie de la letra nuestras palabras pueden ser como auténticas heridas de una espada de dos filos ante la persona que nos está escuchando, pero afortunadamente no solo tenemos el poder de destruir, sino tambien de construir. Nuestras palabras pueden ser como medicina!, pueden ser ese alivio, esa fuerza y ese ánimo que alguien necesite, podemos curar una de las enfermedades más complicadas y sufridas a lo largo de la historia: el corazón herido.
Volviendo a Diógenes, y en el caso de que nos encontraramos en una lucha en la que nos hieren y no tenemos esa medicina, este filósofo nos da un gran consejo:
´´Cuando estoy entre locos, me hago el loco´´ y  ´´El insulto deshonra a quien lo pronuncia, no a quién lo recibe´´
Yo esta frase la entiendo de la siguiente manera: Si nos hieren, ya sea por insultos o por otro tipo de circunstancia, para empezar los insultos y nunca mejor dicho a quien deshonran es a la persona que los pronuncia, y si encima para colmo provienen de alguien como él llama ´´loco´´, pues que mejor que hacernos los ´´locos´´ valga la rebundancia. Es duro, pero si aprendemos a solo guardar las cosas buenas y desechar las malas, nunca tendremos esa amargura de corazón que a mucha gente afecta y no deja vivir. Os animo a reflexionar sobre cada una de estas frases y sacar vuestras propias conclusiones.

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