En esa sala, les hacía formar un círculo y les decía:
-Ustedes pueden elegir entre morir a flechazos por mis
arqueros o pasar por aquella puerta. Detrás de esa puerta, YO LOS ESTARE
ESPERANDO.
Todos elegían ser muertos por los arqueros.
Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había
servido al rey, se dirigió al soberano y le dijo:
-Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?
-Dime, soldado.
-Señor, ¿qué hay detrás de esa puerta?
El rey contestó:
-Ve, y mira tú mismo.
El soldado abrió temerosamente la puerta, y a medida que lo
hacía, rayos de sol entraron y la luz invadió el ambiente. Finalmente,
sorprendido, descubrió que la puerta se abría sobre un camino que conducía. ¡a
la LIBERTAD! El soldado, embelesado, miró a su Rey, quien le dijo:
-Yo les daba la oportunidad de hacer una ELECCIÓN, ¡pero por
temor preferían morir a arriesgarse a abrir esta puerta!
¿Cuántas puertas dejamos de abrir por miedo a arriesgar?
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro,
sólo por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?
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